
Víctor es un joven de 24 años originario de Salamá, Baja Verapaz, Guatemala, tiene pocas horas de haber ingresado a Casa del Migrante, se nota sucio, desalineado y con un semblante de cansancio.
En el rincón donde permanece sentado lo abordé e iniciamos la conversación.
Me comenta que no tenía motivos para abandonar su lugar de residencia, sino hasta en enero cuando vio en las noticias como pasaban las caravanas de migrantes por la ruta al Atlántico, decidió que se uniría y así comenzó su viaje. Laboraba en una empresa de publicidad, ni siquiera renunció, solo tomó un maletín y partió.
En esta caravana logró llegar a Ayutla, San Marcos, pero no quiso realizar los trámites para obtener el permiso para ingresar de forma regular a México, pagó los 10 quetzales que cuesta cruzar el río Suchiate, encontró una nueva caravana que se dirigía hacia Tapachula. Allí tomó un bus para la Ciudad de Arriaga, en el camino había un puesto de registro y fue deportado a Ciudad Tecún Umán.
Por segunda vez decide cruzar el río y toma camino por la vía férrea, considerándolo un lugar donde no encontraría personal de migración, ni policías, al llegar a la ciudad de Jipijapa, encuentra una caravana y logra llegar a la Ciudad de México (CDMX), donde logra regularizar su situación migratoria y le entregan el documento que le permite transitar por todo el país.
Se dirige en dirección norte y logra llegar a Mexicali, en donde encuentra trabajo en una distribuidora de fruta en donde labora por aproximadamente 5 meses, en donde le pagaban el sueldo mínimo.
Relata que: “Lo que me hizo regresarme, es que casi me muero, iba en el camión y el piloto perdió el control en una curva, el peso de la fruta lo venció y dimos vuelta, afortunadamente solo me lastime el hombro, y salí en las noticias porque me entrevistaron en un noticiero, después de eso empecé a ahorrar para regresarme, pero solo me alcanzó para llegar a la CDMX, después tuve que dormir en la calle y pedir comida, hasta que logre llegar a Tapachula y cruzarme, ahora tengo que pensar que hago para llegar a Salamá, porque no tengo dinero, al menos aquí ya me dieron una llamada y me comunique con mi familia”.
*Nombre para proteger su identidad